Alena comenzó su andadura en 2010 con Intersexciones, uno de los blogs sobre relaciones más populares en la red. La forma que esta rusa afincada en España encontró, de la forma más natural, de expresar todo aquello que le ocurría, le rodeaba y le contaban en el mundo de los sentimientos, el sexo, el amor y el desamor. “Inagotable”, dice. Escritos con picardía, brillantez y libertad, sus posts son esperados por miles de personas, que también interactúan y aportan contenido e inspiración con sus consultas y comentarios.
“La mentalidad de la sociedad centroeuropea me dejó perpleja: la gente nunca decía lo que pensaba y nunca pensaba lo que decía”. Un punto de partida que para nuestra protagonista ha sido raíz de sorpresas y satisfacciones. Hoy cuenta con un equipo de cuatro personas en su blog y está a punto de sacar un libro.
¿Cómo nació la idea de Intersexciones y cuáles fueron sus primeros pasos?Fue algo más de 4 años. Yo tenía un blog personal desde el año 2002-2003, ahora no me acuerdo muy bien, pero quería hacer algo diferente, hablar de algún tema del que todo el mundo podría opinar. Y así un día llegué a casa del trabajo y abrí Intersexciones.
El tema fue elegido por varias razones. Por un lado, porque ¿hay algo más universal que las relaciones? Es el asunto que a todo el mundo le preocupa: con más o menos intensidad, pero sí. Por otro lado, llevaba diez años en España y había acumulado muchas historias divertidas al respecto y también no paraba de sorprenderme lo diferentes que son las relaciones en varios países.
No me canso nunca hablar de ello, es un tema inagotable: lleno de sorpresas, matices y contradicciones.
Las experiencias son necesarias. Pero todo el mundo tiene las suyas, así que es imposible que nadie tenga nada que decir al respecto, salvo que haya pasado toda la vida sin salir de casa y sin conectarse al Internet. Pero mi blog no se basa en las mías propias. Es un “mix” entre lo que he vivido yo y lo que vive la gente a mi alrededor. Si fuese el blog basado en mi vida al 100%, probablemente os aburriría en tres segundos.
En un par de semanas aparecieron los primeros seguidores: poquitos, pero muy interesantes. Gran parte de ellos siguen comentando hasta ahora. Con algunos de ellos nos hicimos amigos. Pero el auténtico crecimiento lo noté a los 6-8 meses.
En Twitter empecé en el 2010, el mismo día que abrí el blog. No lo utilizaba mucho, pero algo posteaba. En el Facebook también, pero en medio año me borraron el grupo porque contenía la palabra”sex”. Ya ves, ¡siglo XXI! Después de varios meses de lucha, abrí la página de Facebook y hasta ahora.
No sabría decirte nada sobre la evolución de éstas, porque soy muy mala analizando este tipo de cosas. Voy haciendo y ya se verá.
Claro que gestiono personalmente mis redes sociales. No soy Madonna, ni una IT-Girl que pasa todo el día de viajes. Tengo tiempo para ello (poquito, pero tengo), y además me encanta interactuar con la gente. Mis seguidores (me gusta llamarlos “lectores”) son gente muy educada y llena de ideas sorprendentes. Así que intercambiamos opiniones y cosas curiosas que encontramos por las redes.
El blog ha cambiado mucho desde aquellos tiempos: temas que tratamos, la forma de plantearlos… Ahora, a unos meses de sacar el libro, puedo decir que estoy llegando al punto en el que me gustaría estar: seguir escribiendo de lo que me da la gana sin sentirme presionada por nada, ni por nadie.
No busco nada más que esto. Y lo que llegue, bienvenido será.
Los primeros dos colaboradores aparecieron a dos meses de crear el blog. Pensé que a la gente le gustaría leer una opinión distinta a la mía. Fueron dos de mis mejores amigos: Silvia y Mr. D. La tercera colaboradora se incorporó a través del concurso de relatos que hicimos en el blog. Y sigue con nosotros. Mis amigos se retiraron (siempre sospeché que lo hacían más por mí que por placer, y era cierto. ¡Fíjate si son buena gente!)
Poquito a poco iba cogiendo a más escritores y ahora tenemos el equipo completo con 4 colaboradores. Tienen sus lectores y su manera de expresarse. Y me encanta cómo lo hacen.
Jamás. Cada día te enteras de algo. Este mundo, el de las relaciones, también evoluciona, aunque no lo parezca.
Sí, tenemos una sección que se llama “Consultorio Amoruso”. La gente envía sus consultas amorosas (o “amorusas”, como las llamamos aquí) y les respondo al mail. Si el lector prefiere que su consulta sea publicada para saber la opinión de los demás lectores, así lo hacemos.
Es muy entretenido leer estos mails y responderlos. Más todavía, cuando la misma gente me vuelve a escribir para contar cómo acabó su historia. Con ello no sólo me ayudan a mí a entender mejor las relaciones, sino me permite ponerlos de ejemplo a los demás lectores con los mismos problemas. Creo que es una buena forma de ayudarnos entre todos.
Sí que hay anécdotas, claro. Pero no puedo contarlas por aquí. Por puro respeto
No sé qué decirte. Y sí, y no. Por una parte, escribir sobre ello me ha hecho reflexionar mucho sobre mi propia vida y mis relaciones. Analizarlas y sacar conclusiones. He aprendido a valorarme más y a ayudar a los demás hacer lo mismo. Si no me hubiese calentado tanto la cabeza pensando en las relaciones, no sabría expresarlo en el blog y no les solucionaría las dudas a unas cuantas personas que me leen. Pero por otro lado, sinceramente, también adquirí la insana costumbre de darle mil vueltas a cada asunto (automáticamente, como si fuese lo más normal), y a veces a las cosas no hay que darle más importancia de la que tienen.
Yo me conozco más, sí. Mis ex… Que yo sepa, sólo uno de ellos me lee y, como nos llevamos muy bien, a menudo hablamos de algunos de los temas tratados en los posts.
No creo que tu responsabilidad deba ser mayor porque te lee más o menos gente. Tienes que ser consciente de que todo lo que publicas, porque sea de pocas lecturas o muchas, lo puede encontrar cualquiera. Adolescentes incluidos. Quizás esos últimos son los que más me preocupan. No escribo para ellos, pero tengo bastante en cuenta cómo podría influirles.
Hay una cosa que siempre dice mi madre: “Antes, cuando Internet todavía no existía, la gente podía recibir una buena hostia por haber soltado alguna estupidez. Ahora es tan fácil como borrar el tuit.” Y tiene razón. Hay que ser responsables de nuestras palabras. También en un blog.
Hacerlo bonito y revisar mucho los textos. Ser constantes y no tener pretensiones. Sobre todo, que no crearlo con el objetivo “de…”.
Exactamente lo mismo.
Esperaba poder debatir sin tapujos con la gente y leer sus más honestos comentarios. No me han decepcionado. ¿Qué espero? Ahora, que sabría decir qué es lo que más le preocupa a mis lectores, me encantaría poder hacer un documental sobre ello, con la intención de ayudarles. Tratar temas un poco más serios e intentar hacer algo, aunque sea muy poco, para que las mujeres no se sientan mal con ellas mismas.
Igual estoy equivocada, pero pocas bloggers viven de sus blogs. Menos todavía si están fuera del sector “ropa” o “moda”. Me da ingresos, sí. Pero tengo un trabajo. Dos, para ser exactos. Tres, contando con el blog.